Tarde muy lamentable. Cuando algo comienza mal, y continúa peor, nada positivo es de esperar.
A las bajas, por una u otra razón de casi todos los pívot, se le une la insuficiente predisposición con la que afrontamos un partido contra uno de los favoritos del grupo. Sabíamos cómo debíamos jugar, lo que podíamos anteponer a las bazas de los letrados, aunque no hicimos nada de todo ello. Nuestro juego fue el que al equipo visitante más le interesaba. Durante un tiempo considerable parecíamos sus aliados, sus clientes.
La diferencia desfavorable al descanso, escandalosa, 24 puntos. Aunque debido a un error del anotador al apuntar una canasta, el acta refleja unos erróneos 26 puntos de renta de la abogacía.
Tras el descanso sobre todo, unos jugadores de los menos habituales ayudan a aumentar la intensidad, a demostrar que antes se podía haber pleiteado mucho más frente a estos colegiados, entre los que se encontraba Iñigo..
Desde el banquillo o desde la cancha, la caraja que soportamos en la primera mitad nos pasó factura. En esos cuartos realmente perdimos el juicio.
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