Difícil explicar esta derrota. El último cuarto especialmente resultó muy desconcertante, y dejamos que se escapara una victoria hecha desde hacía muchos minutos.
Comenzamos con un parcial incontestable, y mantuvimos esa diferencia al final del primer cuarto, e incluso al descanso.
Tras la primera parte, nuestro ataque tenía ciertas dificultades, al contrario que las que el equipo visitante se estaba encontrando en nuestra defensa. Con todo ello no pudieron más que reducir en tres puntos nuestra ventaja al finalizar el tercer período. Parecía claro, por tanto, que la victoria sería nuestra.
Sin embargo, nuestro último cuarto fue ridículo. Tres puntos en diez minutos, que parecía significar que no queríamos ganar. Si hubiéramos organizado premeditadamente un ridículo semejante, no nos hubiera salido así. Con todo llegamos a la prórroga, contando con una última posesión de balón que duró bastante, puesto que el anotador también se había subido al autobús del esperpento. Al igual que unos malos y desconcertantes árbitros, sobre todo el principal, que mostraba un continuo cambio de criterio en la señalización de faltas durante todo el partido.
En la prórroga comenzaba Otxarkoaga por delante, pero haciendo muy poco volvimos a empatar, e incluso tuvimos otra vez la última posesión de partido. Con 31 segundos, tras un tiempo muerto pedido, alguien del equipo visitante señala gritando a los árbitros que uno de nuestros jugadores ha sido eliminado por faltas y está en el campo. El árbitro principal dice que no, y luego nos señala una técnica que anotan. Nuestra bisoñez en esos momentos, la veteranía en el equipo contrario, y la poco clara prestancia arbitral provoca que nos veamos dos puntos abajo y con posesión en contra. Aún a pesar de todo este galimatías, todavía tuvimos una última posesión de balón que no aprovechamos.
Muy complicado justificar cómo se puede perder un partido como éste.
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