Caminar se ha caminado, aunque algunos en direcciones diferentes. El miedo al que aludía el blog hace unos meses hizo acto de aparición; es más, se instaló en el club para acompañarnos durante buena parte de la temporada. Estos miedos nos han encadenado a un fracaso, a un incumplimiento de objetivos. Aunque el primer fracaso, posiblemente, ha sido no tener ningún objetivo.
Miedo a buscar el progreso desde la ambición deportiva, y no desde la prudencia para evitar euforias, miedo a aventurarme en la búsqueda del equilibrio entre lo que es ser un entrenador y a la vez un compañero, sin menospreciar ni a lo uno ni a lo otro, miedo a buscar consejo sobre la gestión deportiva y humana de jugadores de edades tan opuestas, miedo a ser realista respecto a lo que cada jugador esperaba deportivamente de la temporada, que ha sido completamente diferente de lo que se ha tratado de inculcar, miedo al fracaso argumentado con conformismo y excesiva benevolencia en ocasiones. Todos estos miedos nos han conducido irremediablemente al fracaso. A contar, a priori, con mejores jugadores en el equipo de 2ª que la pasada temporada, y sin embargo haber conseguido un peor equipo.
Otros miedos también han asomado, como el de no arriesgarse a hacer determinados gestos técnicos, o a no tomar decisiones sobre el campo. Mas han terminado siendo menudencias en comparación a los anteriores.
Caminar con miedo a crecer. Ojalá la próxima temporada borre las huellas de este fracaso y avancemos, y corramos, esta vez sí, por una autopista sin miedos.
Feliz verano.
The piano man